Chaucer procedía de una acaudalada familia de viñateros establecidos en Londres, donde pasó la mayor parte de su vida. Su residencia en esta ciudad lo puso en contacto con la complejidad medieval. Su vida cortesana le permitió también conocer la moda imperante. Además de esto, el poeta vivió los estadios finales de la guerra de los Cien Años, durante la cual se familiarizó con las ideas caballerescas. En sus viajes a Francia e Italia conoció la lengua y la literatura de estos países. Así su obra dejó de ser provinciana y se convirtió en modelo de poetas posteriores.
La obra de Chaucer resulta particularmente interesante para historiadores y sociólogos contemporáneos. Solo en el prólogo de Los cuentos de Canterbury, el autor abarca una extensa galería descriptiva de la vida inglesa durante el silo XIV. Chaucer introduce en él a los personajes que van a referir historias y consigue describirlos en unos pocos versos. Los peregrinos pueden clasificarse según su estado y su profesión. Son seres que pertenecen a todas las clases sociales y extracciones culturales de la Inglaterra de aquella época.
Geoffrey Chaucer |
A pesar de su semejanza con El Decamerón de Boccaccio, las historias de Los cuentos de Canterbury conservan su autonomía, derivada del aliento de la narración, hecha en verso. El recurso de la peregrinación es un procedimiento original de resolver el problema estructural. Por otra parte, en esta obra el humor propiamente inglés, se manifiesta con toda certidumbre. Este factor constituye un sólido cimiento sobre el cual la tradición posterior construiría un organismo literario de amplia significación para las letras universales.