Obedeciendo a los motivos fundamentales que inspiraron el amplio movimiento cultural de la Contrarreforma, y a los cánones formales del arte barroco en general, La vida es sueño corresponde a una línea de producción en la cual el autor se ocupa preferentemente de temas edificantes, con el ánimo de provocar en sus lectores una reflexión acerca de los valores sustantivos del vivir humano. Muy influenciado por los presupuestos de la filosofía neoplatónica, Calderón considera, y así lo manifiesta en su trabajo, que la vida cotidiana, sensorial, abierta a la percepción inmediata de los sentidos y del entendimiento, es falaz y engañosa. A su juicio, todas las cosas que suceden a los hombres en este mundo de la inmediatez se asemejan a las sombras y los fantasmas que visitan a los hombres en sus sueños y los impresionan vanamente. El ser humano sólo puede valerse de su espiritualidad, de su anhelo de libertad, para escapar a su trágico destino.
El autor, muerto en el año de 1681, seguidor de las complejísimas estructuras formales del barroco, con su prolijidad de líneas narrativas y su desmesurado despliegue idiomático, sorprende en esta obra con una simplicidad de estructura y con una claridad narrativa muy notoria. La vida es sueño forma parte de ese conjunto de obras literarias que pueden dar una imagen cabal del desarrollo del espíritu humano, a lo largo y ancho de sus accidentados desplazamientos por la historia.
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