domingo

Amadís de Gaula

Hubo una época, y esto lo sabemos por la ingente información que todo tipo de libros e impresos nos ha legado, pero sobre todo por la referencia directa del Quijote de la Mancha, en que los libros de caballería eran inmensamente populares. Los largos ratos de ocio obligado en los que hombres y mujeres medievales se sentían desfallecer, bien podían ser llenados por estos textos, tan fabulosos y descabellados, como llenos de una íntima pedagogía social y personal.



En efecto, la Edad Media entera, con sus característicos modos de economía y control político, los peligros permanentes que obligaban a la seguridad carcelaria del castillo, el mismo señor feudal, detentor de una autoridad sostenida por el éxito de su vigor personal frente a sus innumerables enemigos y, en fin, las nociones de virtud, honor, pecado y excelencia, permean los textos caballerescos desde la primera hasta la última de sus letras. Y entre todos, el Amadís de Gaula, primer texto de caballería impreso en España que por éste y otros méritos se salvó de la purificadora hoguera del cura y el barbero quijotescos, sobresale por su valor prototípico y sintetizador.



El alma de una modalidad de organización humana se puede extraer de sus cuatrocientas páginas en folio de apretadísima letra desde el cual el lector, a pesar de las largas distancias temporales, puede reconocer en su propia contemporaneidad industrializada y pragmática, todos los residuos de "caballerosidad" que aún lo influyen. En el lenguaje, en el tratamiento a la  mujer, en el énfasis al arrojo personal, los valores medievales siguen presentes en el mundo contemporáneo y si bien no pueden considerarse protagónicos o actuantes, sí manifiestan su vigencia como extraños sobrevivientes de una época remota que ven y asisten al hoy, de manera al mismo tiempo abismada e impertérrita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario