En El Astillero, Onetti acude a un recurso literario introducido en la tradición occidental tardía por el genio de Balzac. Muchos de sus personajes, comenzando por Larsen, el "Juntacadáveres", son reiteradamente tratados y desarrollados en diversas composiciones. Así, otra novela suya, titulada Juntacadáveres, publicada en 1964, narra acciones realizadas cinco años antes que las relatadas en El Astillero. De la misma manera en La vida breve, publicada en 1950, ya aparecen los personajes que Onetti desarrollará posteriormente. Así mismo, el novelista sitúa a todos sus personajes e historias en un solo espacio geográfico ilusorio denominado Santa María. Verdadera población fabulosa e inquietante que sostiene y explicita la rotunda organicidad de su producción.
La estructura de El Astillero, obedece, aunque en menor grado que en otras de sus obras como La vida breve, a un marcado propósito vanguardista. Recursos como el osado manejo de la temporalidad y el ánimo de diálogo interior nos presentan una atmósfera alucinada en la cual la inevitable ruina del astillero señala con claridad la decrepitud física y espiritual de los protagonistas.
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