Sin embargo, gracias a los esfuerzos de este arabista francés narraciones capitales como las de "Aladino y la lámpara maravillosa", "Simbad el marino", "Alí Babá y los cuarenta ladrones" y otras historias de Las mil y una noches entraron a formar parte del patrimonio cultural de mundo occidental.
A los esfuerzos de Galland suceden, casi un siglo después, los trabajos del erudito Eduardo Lane. Éste sacrificó en la traducción una parte sustancial de los textos, en razón de su extremado rigor moral británico. Dicha omisión fue remediada en la obra del capitán inglés Richard Burton, quien desde una vivencia intensa y riquísima en tierras islámicas, ofreció otra versión del original, pretendiendo precisión y objetividad. Sin embargo, el traductor más cabal, del cual derivan muchas de las ediciones modernas, fue J.C. Mardrus, el orientalista francés nacido en El Cairo.
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