domingo

Las mil y una noches

Con Las mil y una noches, el lector occidental se encuentra frente a uno de los testimonios más importantes de la literatura oriental. A través de él, le es posible sumergirse en un mundo ensoñador, completamente distinto al suyo.



Las noticias del Libro de las noches, escrito por el pueblo árabe, se habían filtrado en Europa desde épocas remotas. Antes de los grandes esfuerzos de traducción, el público occidental ya se encontraba familiarizado con algunos de los episodios más significativos del monumental texto. No obstante, las versiones estaban destinadas a la infancia, y presentaban una visión harto descontextualizada y simplista de los cuentos. En efecto, ediciones como la de Antoine Galland, aparecida en 1707, ilustraba los relatos con imágenes en las cuales los protagonistas aparecían vestidos con indumentarias de la época de Luis XV.
Sin embargo, gracias a los esfuerzos de este arabista francés narraciones capitales como las de "Aladino y la lámpara maravillosa", "Simbad el marino", "Alí Babá y los cuarenta ladrones" y otras historias de Las mil y una noches entraron a formar parte del patrimonio cultural de mundo occidental.


A los esfuerzos de Galland suceden, casi un siglo después, los trabajos del erudito Eduardo Lane. Éste sacrificó en la traducción una parte sustancial de los textos, en razón de su extremado rigor moral británico. Dicha omisión fue remediada en la obra del capitán inglés Richard Burton, quien desde una vivencia intensa y riquísima en tierras islámicas, ofreció otra versión del original, pretendiendo precisión y objetividad. Sin embargo, el traductor más cabal, del cual derivan muchas de las ediciones modernas, fue J.C. Mardrus, el orientalista francés nacido en El Cairo.



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