jueves

La Celestina

Con la Tragicomedia de Calixto y Melibea, el bachiller Fernando de Rojas (1465-1541) aportó a la historia de la literatura española, y en general a las letras universales, un verdadero prototipo de humanidad. La popularidad de la obra es tal, que el  nombre de su protagonista -Celestina, que ha terminado por reemplazar al título original del libro- se identifica hoy con el oficio, afición o actitud de mediar, o poner en comunicación a los amantes. Por otra parte, Celestina ha llegado a personificar a la mujer bruja, que es capaz de utilizar todos los recursos con tal de alcanzar sus fines.




El personaje dibujado por Rojas no tiene nada de ilusorio o intelectual. El autor lo coloca en un tiempo y espacio concretos, con lo cual logra un realismo que anticipa a Cervantes en más de cien años. Al lado de personajes un tanto planos, recortados a la manera del gótico, Celestina sorprende por su veracidad, a pesar de su naturaleza hondamente enraizada en lo medieval, es decir, en un mundo de creencias, comportamientos y expectativas profundamente idealistas.




La Celestina, junto al Quijote y al Don Juan, es uno de los tipos más profundos de las letras españolas. Y la obra, calificada como precursora del teatro moderno, ha influido en gran medida en la construcción de importantes personajes de la literatura española y universal. Por ejemplo, en El caballero de Olmedo se siente su presencia. Su lectura, como ocurre con los grandes textos de la literatura, siempre ofrece motivos de reflexión y regocijo.




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