La vida de Cervantes transcurrió entre estrecheces económicas, frecuentes cambios de residencia y tristes episodios. Poco se sabe acerca de sus estudios, que, desde luego, no alcanzaron el grado universitario. En 1571, Cervantes participó en la batalla de Lepanto y recibió una herida en el pecho y otra en la mano izquierda, que le quedó anquilosada. Cuando regresaba a España en 1575, fue apresado por los turcos. Así, permaneció cautivo en Argel durante varios años, En 1587, después de su matrimonio con Catalina de Salazar, Cervantes se estableció en Sevilla, donde desempeñó el humilde cargo de comisario real de abastos. Ejerciendo su empleo, se vio envuelto en enojosos incidentes: fue excomulgado y arrestado un par de veces. En 1606, fijó su residencia en Madrid de modo estable. El éxito del Quijote, publicado en 1605, le dio prestigio literario y le permitió concurrir a academias y reuniones de escritores, aunque no logró mejorar su siempre apurada situación económica.
Siendo el Quijote una parodia de las historias de caballeros andantes, su estructura narrativa, así como los recursos empleados por el autor, anticipan de manera magistral todo el movimiento novelístico que se ha de instaurar sobre la comprensión de la realidad. Sus personajes están retratados de manera verosímil y aprehensible; poseen tal vida y tan acentuada personalidad, que el lector tiende inconscientemente a creer que lo que está leyendo es el relato fiel de algo que ocurrió a personas que realmente existieron. Muchos escritores han pretendido llegar a esto, pero pocos lo han logrado, menos aún, con la perfección de Cervantes.
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