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Popol Vuh

Este libro fundamental de la cultura maya-quiché fue descubierto y traducido en Santo Tomás Chichicastenango (Guatemala) por el sacerdote cristiano Francisco Ximénez, a principios del siglo XVIII.

Popol Vuh es uno de los textos sagrados de mayor significación universal y, como ya se dijo, es el más antiguo de los documentos humanos. Su contenido es heterogéneo, predominantemente mítico e histórico. Se refiere al origen del hombre y del pueblo quiché, a sus tradiciones, peregrinaciones e historias de caudillos.


El primitivo pueblo maya habitó lo que hoy es México meridional, Yucatán y Guatemala, y constituyó uno de los núcleos de civilización más interesantes del continente americano. Sus conocimientos metalúrgicos fueron reducidos, pero labraron la madera y poseyeron una técnica textil que les permitió realizar bellas labores. Tuvieron una agricultura técnicamente pobre, pues carecieron de animales de tiro. Sus principales productos agrícolas fueron el maíz, el fríjol, el chile, la yuca, el tomate, el cacao, el algodón y el tabaco. Gran parte de su economía giró en torno al comercio. Transportaban sus mercancías por canoa, cuando la vía era acuática, o sobre la espalda de los cargadores.

Los mayas llevaron a cabo con gran precisión importantes cálculos astronómicos y crearon un complejo sistema de calendarios. Constaba éste de un calendario adivinatorio, compuesto de veinte signos y trece numerales, que combinados cerraban un ciclo de 260 días; de un calendario solar que se dividía en 18 meses de 20 días, más 5 días aciagos; de un calendario lunar que se componía de meses alternos de 29 y 30 días, y de un calendario venusino.


Su universo estaba completamente penetrado por la divinidad. Pensaban que, sobre el mundo habitado, había trece cielos, y nueve eran las regiones subterráneas que formaban el mundo de los muertos. El dios supremo era Hunab Ku, divinidad celeste e invisible, creador de todo.

En cuanto a la literatura de los mayas es poco lo que se sabe, pues su escritura todavía no ha sido descifrada. Es de suponer que los registros conservados hasta nuestros días, en caso de descifrarse, serían incapaces de dar a conocer toda la riqueza literaria de la antigüedad, ya que ésta era transmitida oralmente. Por otra parte, los textos pictográficos que usaron para ayudar a la memoria en la tradición oral fueron quemados por el excesivo celo evangelizador de los conquistadores cristianos. Algo se salvó, y gracias a ello, Popol Vuh puede hoy dar testimonio de esa cultura que aún no valoramos en toda su magnitud.



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