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Los Lusíadas

Este enorme poema épico, compuesto por Luis de Camóes (1524-1579), representa para el pueblo de Portugal la voz capaz de dar cuenta de su naturaleza y de sus grandes gestas culturales. En diez cantos, el poema celebra el descomunal viaje de Vasco de Gama, quien, bordeando el continente africano, llegó a las tierras de la India. Esta hazaña marinera hubiera dado a cualquier poeta menor asunto suficiente para construir una obra literaria. Ahora bien, tratándose de un poeta genuino como Camóes, quien además contaba con las circunstancias de carácter y disposición para experimentar aventuras de este cariz, el asunto narrado adquiere proporciones muy notables.


Camóes procedía de una familia originaria de la pequeña nobleza de Bayona (Galicia). Probablemente cursó estudios humanísticos en Coimbra, al término de los cuales se estableció en Lisboa. Ahí frecuentó los medios cortesanos y aristocráticos. Según se dice, vivió desterrado en el norte de África, en Ceuta, donde participó en empresas militares. Tras una nueva estancia en Lisboa, en 1553 intervino en una expedición a la India. En ese país, llevó una accidentada estancia como militar y funcionario. De regreso a Portugal estuvo en Mozambique, donde vivió en un estado de lamentable pobreza. Al llegar a Lisboa, en 1570, traía consigo el manuscrito de Los Lusíadas, el cual había logrado salvar de un naufragio ocurrido en la desembocadura del río Mekong.


Los Lusíadas, publicada en 1572, comparte con muchas otras obras de su momento esa extraña naturaleza híbrida que hermana, sin mayores complicaciones, los elementos legendarios y simbólicos de la antigua Grecia, con las más sólidas convicciones del cristianismo. Así, junto con las mediaciones, disputas, favores y artilugios de Venus, Baco y Júpiter, aparecen los favores de los ángeles y del propio Dios celestial. Y es este mestizaje precisamente uno de los rasgos más interesantes de la obra, amén del otro elemento fundamental, que a juicio de la crítica especializada sintetiza todos los méritos del poema, a saber: la presencia del mar. Cuando se trata de la descripción de las poderosas fuerzas marítimas en su enfrentamiento con el hombre, Camóes da prueba de sus elevados talentos poéticos, alcanzando una hondísima transparencia lírica y un poderoso efecto de expresión.



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